18-26 Sea lo que sea lo que estimamos o amamos, tememos o esperamos, más que a Dios, esa criatura que igualamos a Dios, aunque no hacemos imágenes ni las adoramos. El que es tan pobre que apenas tiene un sacrificio que ofrecer, sin embargo, no estará sin un dios propio. No perdonaron ningún costo en sus ídolos; guardamos rencor a lo que se gasta al servicio de nuestro Dios. Para probar la grandeza de Dios, el profeta hace un llamamiento a todas las edades y naciones. Los que ignoran esto, son voluntariamente ignorantes. Dios tiene el mando de todas las criaturas y de todas las cosas creadas. El profeta nos dirige a usar nuestra razón y nuestros sentidos; considerar quién creó las huestes del cielo y rendirle homenaje. Nadie deja de cumplir su voluntad. Y no olvidemos que Él habló todas las promesas y se comprometió a cumplirlas.

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