1-6 El profeta, en visión, contempla al Mesías que regresa triunfante de la conquista de sus enemigos, de quienes Edom era un tipo. Viajando, no tan cansado por el combate, pero, en la grandeza de su fuerza, preparado para vencer a todos los poderes enemigos. El Mesías declara que había estado pisando el lagar de la ira de Dios, Apocalipsis 14:19; Apocalipsis 19:13, y por su propio poder, sin ninguna ayuda humana, había aplastado a sus obstinados opositores, porque el día de la venganza estaba determinado, siendo la temporada señalada para rescatar a su iglesia. Una vez, apareció en la tierra en aparente debilidad, para derramar su preciosa sangre como expiación por nuestros pecados; pero a su debido tiempo aparecerá en la grandeza de su fuerza. La cosecha madura a buen ritmo; el día de la venganza, fijo y determinado, se acerca rápidamente; que los pecadores busquen reconciliarse con su Juez justo, antes de que él derribe sus fuerzas sobre la tierra. ¿Cristo dice: "Vengo pronto?" que nuestros corazones respondan: "Aun así, ven; deja que venga el año de los redimidos".

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