17-25 En la gracia y el consuelo que los creyentes tienen en y desde Cristo, debemos buscar este nuevo cielo y esta nueva tierra. Las antiguas confusiones, pecados y miserias de la raza humana, ya no serán recordadas ni renovadas. El próximo estado feliz de la iglesia se describe en una variedad de imágenes. Se pensará que muere en su juventud y por sus pecados, que solo vive hasta la edad de cien años. El evento solo puede determinar lo que se quiere decir; pero es claro que el cristianismo, si es universal, eliminaría la violencia y el mal, para alargar la vida. En esos días felices, todo el pueblo de Dios disfrutará del fruto de sus labores. Los niños tampoco serán el problema de sus padres, ni sufrirán problemas ellos mismos. Las malas disposiciones de los pecadores serán completamente moritificadas; todos vivirán en armonía. Así la iglesia en la tierra estará llena de felicidad, como el cielo. Esta profecía asegura a los siervos de Cristo, que se acerca el tiempo, en donde serán bendecidos con el disfrute ininterrumpido de todo lo que es necesario para su felicidad. Como trabajadores junto con Dios, asistamos a sus ordenanzas y obedezcamos sus mandamientos.

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