1-9 El profeta debe comportarse como alguien que esperaba ver su país arruinado muy pronto. Ante la perspectiva de momentos tristes, debe abstenerse del matrimonio, llorar por los muertos y el placer. Aquellos que convencerían a otros de las verdades de Dios, deben hacer que parezca que ellos mismos lo creen. La paz, interna y externa, familiar y pública, es totalmente obra de Dios, y de su bondad y misericordia. Cuando le quita la paz a cualquier persona, la angustia debe seguir. Puede haber ocasiones en que sea apropiado evitar las cosas, de lo contrario nuestro deber; y siempre debemos sentarnos solos a los placeres y preocupaciones de esta vida.

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