35-38 Cristo posee a quienes lo poseen y su verdad y sus caminos. Se presta especial atención a tal sufrimiento en la causa de Cristo, y por el testimonio de una buena conciencia. Nuestro Señor Jesús se revela gentilmente al hombre. Ahora se hizo sensible que era una misericordia indescriptible, curarse de su ceguera, para poder ver al Hijo de Dios. Nadie sino Dios debe ser adorado; de modo que al adorar a Jesús, él lo reconoció como Dios. Todos los que creen en él, lo adorarán.

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