47-59 La prenda sospechosa de estar contaminada con lepra no debía quemarse de inmediato. Si, después de la búsqueda, se descubrió que había un lugar leproso, debe quemarse, o al menos esa parte. Si resultó ser libre, debe lavarse y luego podría usarse. Esto también expone el gran mal que hay en el pecado. No solo contamina la conciencia del pecador, sino que también mancha todo lo que tiene y todo lo que hace. Y aquellos que hacen de su ropa sirvientes para su orgullo y lujuria, pueden verlos contaminados con lepra. Pero las vestiduras de la justicia nunca se inquietan, ni se comen las polillas.

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