1-9 Los panes simbolizan a Cristo como el Pan de vida y el alimento del alma de su pueblo. Él es la Luz de su iglesia, la Luz del mundo; a través de su palabra, esta luz brilla. Por esta luz discernimos el alimento preparado para nuestras almas, y debemos alimentarnos de él diariamente, pero especialmente de sábado a sábado, en nuestros corazones con gratitud. Y así como los panes permanecieron en el santuario, así debemos permanecer con Dios hasta que Él nos despida.

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