9-19 Cristo habló esta parábola contra aquellos que decidieron no ser dueños de su autoridad, aunque la evidencia de ello era tan completa. ¡Cuántos se parecen a los judíos que asesinaron a los profetas y crucificaron a Cristo, en su enemistad con Dios y su aversión a su servicio, deseando vivir de acuerdo con sus deseos, sin control! Deje que todos los favorecidos con la palabra de Dios velen por que hagan un uso adecuado de sus ventajas. Terrible será el destino, tanto de los que rechazan al Hijo como de los que profesan reverenciarlo, pero no rinden los frutos a su debido tiempo. Aunque no podían sino reconocer que por tal pecado, tal castigo era justo, no podían soportar escucharlo. Es la locura de los pecadores, que perseveran en formas pecaminosas, aunque temen la destrucción al final de esas formas.

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