13-27 Esta aparición de Jesús a los dos discípulos que iban a Emaús, ocurrió el mismo día en que resucitó de entre los muertos. Es conveniente que los discípulos de Cristo hablen juntos de su muerte y resurrección; así pueden mejorar su conocimiento mutuo, refrescar su memoria y despertar sus afectos devotos. Y donde sólo dos están bien empleados en un trabajo de ese tipo, él vendrá a ellos, y hará un tercero. Los que buscan a Cristo, lo encontrarán; él se manifestará a los que lo buscan; y dará conocimiento a los que usan las ayudas para el conocimiento que tienen. No importa cómo sea, pero así fue, no lo conocieron; él lo ordenó así, para que pudieran conversar más libremente con él. Los discípulos de Cristo están a menudo tristes y apenados, incluso cuando tienen razones para alegrarse; pero por la debilidad de su fe, no pueden tomar el consuelo que se les ofrece. Aunque Cristo ha entrado en su estado de exaltación, se da cuenta de las penas de sus discípulos, y se aflige en sus aflicciones. Aquellos son extraños en Jerusalén, que no conocen la muerte y los sufrimientos de Jesús. Los que tienen el conocimiento de Cristo crucificado, deben procurar difundir ese conocimiento. Nuestro Señor Jesús los reprendió por la debilidad de su fe en las Escrituras del Antiguo Testamento. Si conociéramos más los consejos divinos en la medida en que se dan a conocer en las Escrituras, no estaríamos sujetos a las perplejidades en las que a menudo nos enredamos. Les muestra que los sufrimientos de Cristo eran realmente el camino señalado para su gloria; pero la cruz de Cristo era aquello con lo que no podían reconciliarse. Empezando por Moisés, el primer escritor inspirado del Antiguo Testamento, Jesús les expuso las cosas relativas a sí mismo. Hay muchos pasajes a lo largo de todas las Escrituras que se refieren a Cristo, y que es de gran ventaja reunir. No podemos ir muy lejos en ninguna parte, pero nos encontramos con algo que tiene referencia a Cristo, alguna profecía, alguna promesa, alguna oración, algún tipo u otro. Un hilo de oro de la gracia evangélica recorre toda la red del Antiguo Testamento. Cristo es el mejor expositor de la Escritura; e incluso después de su resurrección, llevó a la gente a conocer el misterio que le concierne, no proponiendo nuevas nociones, sino mostrando cómo se cumplía la Escritura, y dirigiéndolos al estudio serio de la misma.

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