12-16 Se dice que este hombre estaba lleno de lepra; tenía esa enfermedad en un grado elevado, que representa nuestra contaminación natural por el pecado; estamos llenos de esa lepra; desde la coronilla hasta la planta del pie no hay salud en nosotros. Una fuerte confianza y una profunda humildad se unen en las palabras de este leproso. Y si algún pecador, desde un profundo sentido de vileza, dice: Sé que el Señor puede limpiarme, pero ¿mirará a alguien como yo? ¿aplicará su propia sangre preciosa para mi limpieza y sanidad? Sí, lo hará. No hables como si dudaras, sino como si remitieras humildemente el asunto a Cristo. Y salvados de la culpa y del poder de nuestros pecados, difundamos la fama de Cristo, y llevemos a otros a escucharlo y a ser sanados.

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