32-45 El hecho de que Cristo siga adelante con su obra de salvación de la humanidad, fue, es y será la maravilla de todos sus discípulos. El honor mundano es una cosa brillante, con la que los ojos de los propios discípulos de Cristo se han deslumbrado muchas veces. Nuestro cuidado debe ser que tengamos la sabiduría y la gracia de saber sufrir con él; y que confiemos en que él proveerá cuáles serán los grados de nuestra gloria. Cristo les muestra que en el mundo se abusaba generalmente del dominio. Si Jesús quisiera gratificar todos nuestros deseos, pronto se vería que deseamos la fama o la autoridad, y que no estamos dispuestos a probar su copa, o a tener su bautismo; y que a menudo nos arruinaríamos al ver nuestras oraciones atendidas. Pero él nos ama, y sólo dará a su pueblo lo que es bueno para él.

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