6-8 Estos versículos parecen contener la sustancia de la consulta de Balac con Balaam sobre cómo obtener el favor del Dios de Israel. La profunda convicción de culpabilidad e ira pondrá a los hombres a investigar cuidadosamente después de la paz y el perdón, y luego comenzará a existir algún motivo para tener esperanza en ellos. Para que Dios esté complacido con nosotros, nuestro interés debe ser el interés en la expiación de Cristo, y que el pecado por el cual le desagradamos sea quitado. ¿Cuál será una satisfacción para la justicia de Dios? ¿En nombre de quién debemos venir, ya que no tenemos nada que defender como propio? ¿En qué justicia nos presentaremos ante él? Las propuestas traicionan la ignorancia, aunque muestran celo. Ofrecen lo que es muy rico y costoso. Aquellos que están completamente convencidos del pecado, y de su miseria y peligro a causa de él, darían a todo el mundo, si lo tuvieran, paz y perdón. Sin embargo, no ofrecen lo correcto. Los sacrificios tenían valor por su referencia a Cristo; Era imposible que la sangre de toros y cabras quitara el pecado. Y todas las propuestas de paz, excepto aquellas según el evangelio, son absurdas. No podían responder a las demandas de la justicia divina, ni satisfacer el mal hecho para honrar a Dios por el pecado, ni servirían en absoluto en lugar de la santidad del corazón y la reforma de la vida. Los hombres se separarán de cualquier cosa en lugar de sus pecados; pero se separan de nada para ser aceptados por Dios, a menos que se separen de sus pecados. Los deberes morales se ordenan porque son buenos para el hombre. Al guardar los mandamientos de Dios hay una gran recompensa, así como también después de guardarlos. Dios no solo lo ha dado a conocer, sino que lo ha dejado claro. Lo bueno que Dios requiere de nosotros es, no pagar un precio por el perdón del pecado y la aceptación con Dios, sino amor a sí mismo; ¿Y qué hay de irrazonable o difícil en esto? Cada pensamiento dentro de nosotros debe ser derribado, ser obedecido a Dios, si queremos caminar cómodamente con él. Debemos hacer esto como pecadores penitentes, en dependencia del Redentor y su expiación. Bendito sea el Señor que siempre está listo para dar su gracia al penitente humilde y que espera.

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