5-10 Moisés y Aarón se asombraron al ver a un pueblo tirar sus propias misericordias. Caleb y Joshua aseguraron al pueblo la bondad de la tierra. No hicieron nada de las dificultades en la forma de ganarlo. Si los hombres estuvieran convencidos de lo deseable de las ganancias de la religión, no se quedarían al servicio de ella. Aunque los cananeos habitan en ciudades amuralladas, su defensa se apartó de ellos. Los otros espías se dieron cuenta de su fuerza, pero estos de su maldad. Ninguna gente puede estar a salvo cuando han provocado que Dios los deje. Aunque Israel habita en tiendas de campaña, están fortificadas. Si bien tenemos la presencia de Dios con nosotros, no debemos temer a la fuerza más poderosa contra nosotros. Los pecadores son arruinados por su propia rebelión. Pero aquellos que, como Caleb y Joshua, se exponen fielmente a Dios, seguramente serán tomados bajo su protección especial, y serán escondidos de la ira de los hombres, ya sea bajo el cielo o en el cielo.

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