1-3 Se exhorta a Israel a regresar a Jehová, de sus pecados e ídolos, por fe en su misericordia y gracia a través del Redentor prometido, y por asistir diligentemente a su adoración y servicio. Quita la iniquidad; levántelo como una carga en la que estamos listos para hundirnos, o como el obstáculo que a menudo nos hemos caído. Quítelo todo con un perdón libre y completo, porque no podemos quitar nada de eso. Recibe nuestra oración con gracia. No dicen qué bien buscan, sino que lo refieren a Dios. No es bueno mostrarlo en el mundo, sino bueno dar de Dios. Debían considerar sus pecados, sus necesidades y el remedio; y debían tomar, no sacrificios, sino palabras que expresaban los deseos de sus corazones y con ellos para dirigirse al Señor. El conjunto forma una descripción clara de la naturaleza y tendencia de la conversión de un pecador a Dios a través de Jesucristo. A medida que nos acercamos a Dios por la oración de fe, primero debemos suplicarle que nos enseñe qué preguntar. Debemos ser sinceros con él para eliminar toda iniquidad.

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