19-23 Muchos desean la paz, y hablan en voz alta por ella, pero no siguen las cosas que hacen la paz. La mansedumbre, la humildad, la abnegación y el amor hacen la paz. No podemos edificarnos los unos a los otros, mientras peleamos y nos disputamos. Muchos, por la comida y la bebida, destruyen la obra de Dios en sí mismos; nada destruye más el alma que mimar y complacer la carne, y satisfacer los deseos de ésta; así se perjudica a otros, por la ofensa deliberada que se les hace. Las cosas lícitas pueden hacerse ilícitamente, ofendiendo a los hermanos. Esto incluye todas las cosas indiferentes, por las que un hermano es arrastrado al pecado o a los problemas, o se debilitan sus gracias, sus comodidades o sus resoluciones. ¿Tienes fe? Se refiere al conocimiento y a la claridad de nuestra libertad cristiana. Disfruta de su comodidad, pero no molestes a los demás con un mal uso de ella. Tampoco podemos actuar contra una conciencia dudosa. Cuán excelentes son las bendiciones del reino de Cristo, que no consiste en ritos y ceremonias externas, sino en justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Cuán preferible es el servicio de Dios a todos los demás servicios, y al servirle no estamos llamados a vivir y morir para nosotros mismos, sino para Cristo, de quien somos y a quien debemos servir.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad