6-14 Verdaderamente Dios es bueno con todos: es de una manera especial bueno con Israel. Se les ha revelado a sí mismo y su gracia. Por sus maneras podemos entender sus preceptos, las formas en que nos obliga a caminar; y sus promesas y propósitos. Él siempre ha estado lleno de compasión. ¡Qué diferentes son aquellos para Dios, que aprovechan cada ocasión para reprender y nunca saben cuándo cesar! ¿Qué sería de nosotros si Dios tratara así con nosotros? La Escritura dice mucho de la misericordia de Dios, y todos lo hemos experimentado. El padre se compadece de sus hijos que son débiles en conocimiento y les enseña; se compadece de ellos cuando son malvados, y tiene paciencia con ellos; se compadece de ellos cuando están enfermos y los consuela; los compadece cuando están caídos, y los ayuda a levantarse; se compadece de ellos cuando han ofendido y, tras su sumisión, los perdona; se compadece de ellos cuando se les hace daño, y los endereza: así el Señor se compadece de los que le temen. Mira por qué se compadece. Considera la fragilidad de nuestros cuerpos y la locura de nuestras almas, lo poco que podemos hacer, lo poco que podemos soportar; en todo lo cual aparece su compasión.

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