5-10 Debemos estar listos para recibir la reprensión de nuestro Padre celestial, y también la reprensión de nuestros hermanos. No me romperá la cabeza, si puede, pero ayudará a romper mi corazón: debemos demostrar que lo tomamos con amabilidad. Aquellos que menospreciaron la palabra de Dios antes, se alegrarán de ello cuando estén afligidos, porque eso abre el oído a la instrucción. Cuando el mundo es amargo, la palabra es dulce. Levantemos nuestra oración a Dios. Pidámosle que nos rescate de las trampas de Satanás y de todos los trabajadores de la iniquidad. En un lenguaje como este salmo, oh Señor, suplicaríamos que nuestras pobres oraciones deben exponer nuestra única esperanza, nuestra única dependencia de ti. Concédenos tu gracia, para que podamos estar preparados para este empleo, vestidos con tu justicia y teniendo todos los dones de tu Espíritu plantados en nuestros corazones.

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