2-17 Esta es una profecía del reino de Cristo; muchos pasajes no pueden aplicarse al reinado de Salomón. Hubo justicia y paz al principio en la administración de su gobierno; pero, antes del final de su reinado, había problemas e injusticia. El reino aquí mencionado durará tanto como el sol, pero Salomón pronto llegó a su fin. Incluso los expositores judíos lo entendieron del reino del Mesías. Observe muchas grandes y preciosas promesas hechas aquí, que debían cumplirse plenamente solo en el reino de Cristo. En lo que respecta a su reino, la discordia y las disputas cesan en las familias, las iglesias y las naciones. La ley de Cristo, escrita en el corazón, dispone a los hombres para ser honestos y justos, y para rendir a todos sus deberes; Asimismo, dispone a los hombres para vivir en el amor, y así produce abundancia de paz. La santidad y el amor serán duraderos en el reino de Cristo. A través de todos los cambios del mundo y todos los cambios de la vida, el reino de Cristo se sostendrá a sí mismo. Y él, con las gracias y las comodidades de su Espíritu, descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada; no en ese corte, sino en lo que queda creciendo, para que pueda volver a brotar. Su evangelio ha sido, o será, predicado a todas las naciones. Aunque no necesita los servicios de ninguno, debe ser atendido con lo mejor. Aquellos que tienen la riqueza de este mundo, deben servir a Cristo con él, hacer el bien con él. La oración se hará a través de él, o por su bien; cualquier cosa que le pidamos al Padre, debe estar en su nombre. Se le ofrecerán alabanzas: estamos bajo las más altas obligaciones para con él. Cristo solo será temido por todas las generaciones. Hasta el fin de los tiempos, y hasta la eternidad, su nombre será alabado. Todas las naciones lo llamarán bendito.

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