La fe puede significar aquí una confianza extraordinaria en Dios en las circunstancias más difíciles o peligrosas. El don de curar no tiene por qué limitarse por completo a curar enfermedades con una palabra o un toque. También puede ejercerse, aunque en menor grado, cuando se aplican remedios naturales; ya menudo puede ser esto, no una habilidad superior, lo que hace que algunos médicos tengan más éxito que otros. Y así puede ser también con respecto a otros dones.

Así como, después de que se perdieron los escudos de oro, el rey de Judá puso el bronce en su lugar, así, después de que se perdieron los dones puros, el poder de Dios se ejerce de una manera más encubierta, bajo los estudios y ayudas humanas; y que cuanto más abunda, cuanto más espacio se le da.

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