Por tanto, celebremos la fiesta, alimentémonos de él por fe. Aquí hay una clara alusión a la Cena del Señor, que fue instituida en el salón de la Pascua. No con la vieja levadura: del paganismo o del judaísmo. La malignidad es la terquedad en el mal. La sinceridad y la verdad parecen estar puestas aquí para toda la verdadera religión interior.

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