Si nuestro corazón no nos condena - Si nuestra conciencia, debidamente iluminada por la palabra y el Espíritu de Dios, y comparando todos nuestros pensamientos, palabras y obras con esa palabra, pronuncia que está de acuerdo con ella. Entonces tendremos confianza en Dios - No solo nuestra conciencia de su favor continúa y aumenta, sino que tenemos una completa persuasión de que todo lo que pidamos lo recibiremos de él.

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