Él mismo cargó con nuestros pecados, es decir, el castigo que se les debe. En su cuerpo afligido, desgarrado y moribundo en el árbol - La cruz, donde principalmente los esclavos o sirvientes solían sufrir. Que estamos muertos al pecado - Totalmente liberados tanto de la culpa como del poder del mismo: de hecho, sin una expiación hecha primero por la culpa, nunca podríamos haber sido liberados del poder. Podría vivir de acuerdo con la justicia, que es una sola. Los pecados que habíamos cometido, y él cargó, fueron múltiples.

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