Ese Acaz, ese monstruo y oprobio de la humanidad, ese príncipe inalcanzable e incorregible, a quien incluso las aflicciones más graves empeoraron, que comúnmente mejoran a los hombres. Este es él, cuyo nombre merece ser recordado y detestado para siempre.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad