Para que estos estén realmente en ti, añadido a tu fe. Y abundando, aumentando cada vez más, de lo contrario nos quedamos cortos. No te haga perezoso ni infructuoso; no permitas que te desmayes en tu mente, o sin fruto en tu vida. Si hay menos fidelidad, menos cuidado y vigilancia, desde que fuimos perdonados, que antes, y menos diligencia, menos obediencia externa, que cuando buscábamos la remisión del pecado, somos perezosos e infructuosos en el conocimiento de Cristo, es decir, en la fe, que luego no puede obrar por amor.

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