Aquel que sólo diseñó la quema de espinas podría convertirse en accesario para la quema de maíz, y no debería ser considerado inocente. Si el fuego hizo daño, el que lo encendió debe responder por él, aunque no se pudo probar que él diseñó el daño. Los hombres deben sufrir tanto por su descuido como por su malicia. Nos hará muy cuidadosos con nosotros mismos, si consideramos que somos responsables no solo del daño que hacemos, sino del daño que ocasionamos por inadvertencia.

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