Debe haber un holocausto, un carnero totalmente quemado, en señal de la dedicación total de ellos mismos a Dios, como sacrificios vivos, encendidos con el fuego y ascendiendo en la llama del amor santo. Esta ofrenda por el pecado debe ser ofrecida, y luego el holocausto, porque hasta que la culpa sea removida no se puede realizar ningún servicio aceptable.

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