Pero tampoco Titus, que estaba conmigo, cuando conversé con ellos. Obligados a ser circuncidados: una prueba clara de que ninguno de los apóstoles insistió en que los creyentes gentiles circuncidaran. El sentido es, y es verdad, algunos de esos falsos hermanos hubieran querido obligar a Tito a circuncidarse; pero lo rechacé por completo.

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