Porque en verdad, por unos pocos días, ¡cuán pocos son incluso en todo nuestro día en la tierra! Nos castigaron como pensaban bien, aunque con frecuencia se equivocaron en ello, por demasiada indulgencia o severidad. Pero él siempre, sin duda alguna, para nuestro beneficio, para que podamos ser partícipes de su santidad, es decir, de sí mismo y de su gloriosa imagen.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad