La novena hora - Los judíos dividieron el tiempo desde el amanecer hasta el atardecer en doce horas; que, en consecuencia, tenían una duración desigual en diferentes épocas del año, ya que los días eran más largos o más cortos. Por tanto, la hora tercera eran las nueve de la mañana; el nueve, tres de la tarde; pero no exactamente. Porque la tercera hora fue el espacio intermedio entre el amanecer y el mediodía; que, si el sol salía a las cinco (la hora más temprana de su salida en ese clima) era media hora después de las ocho: si a las siete (la última hora de su salida allí) era media hora después de las nueve. Las horas principales de oración fueron la tercera y la novena; en qué estaciones se ofrecían los sacrificios matutinos y vespertinos, y se quemaba incienso (una especie de emblema que representa la oración) en el altar de oro.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad