Su brazo: No necesitará socorros, porque su propio poder será suficiente para gobernar a su pueblo y destruir a sus adversarios. Su recompensa: viene provisto de recompensas, así como de bendiciones para sus amigos, como de venganza para sus enemigos. Su obra: Él lleva a cabo su obra con eficacia, porque en las Escrituras se dice que está delante de un hombre que está en su poder.

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