Al instante salió sangre y agua. Era extraño, viendo que estaba muerto, que saliera sangre; más extraño, esa agua también; y lo más extraño de todo, que ambos salieran inmediatamente, al mismo tiempo, y sin embargo de manera distinta. Era agua pura y verdadera, así como sangre pura y verdadera. La aseveración del espectador y testigo de ella, muestra tanto la verdad como la grandeza del milagro y el misterio.

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