Cuando contaminen mi tabernáculo: tanto ceremonialmente, entrando en él en su inmundicia, como moralmente por el desprecio del mandato expreso de Dios de limpiarse a sí mismos. La gran razón de todas estas leyes fue separar a los hijos de Israel de su inmundicia. De esta manera se les enseñó su privilegio y honor, que fueron purificados para Dios, un pueblo peculiar; porque eso era una contaminación para ellos, lo que no era así para los demás. También se les enseñó su deber, que era mantenerse limpios de toda contaminación.

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