Para que comáis y bebáis en mi mesa, es decir, para que podáis disfrutar de la mayor felicidad, como invitados, no como sirvientes. Estas expresiones parecen ser principalmente aplicables a los doce apóstoles y, en segundo lugar, a todos los siervos y discípulos de Cristo, cuyos poderes espirituales, honores y delicias se representan aquí en términos figurados, con respecto a su avance tanto en el reino de la gracia como en el de Dios. de gloria.

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