Entonces todas las generaciones - Observen, para completar los tres catorce, David termina el primero catorce, y comienza el segundo (que llega al cautiverio) y Jesús termina el tercero catorce. Cuando examinamos tal serie de generaciones, es un reflejo natural y obvio, ¡cómo como las hojas de un árbol una pasa y otra viene! Sin embargo, la tierra aún permanece. Y con ella la bondad del Señor que corre de generación en generación, la esperanza común de padres e hijos.

De aquellos que antes vivieron sobre la tierra, y quizás fueron la figura más conspicua, ¿cuántos hay cuyos nombres perecieron con ellos? ¿Cuántos, de los cuales solo quedan los nombres? ¡Así también nosotros vamos a morir! ¡Y así pronto seremos olvidados! ¡Felices somos si, mientras los hombres nos olvidan, Dios nos recuerda! ¡Si nuestros nombres, perdidos en la tierra, se encuentran finalmente escritos en el libro de la vida!

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad