Cada día durante un año. Por lo tanto, deberían haber pasado cuarenta años, pero Dios se complació misericordiosamente en aceptar el tiempo pasado como parte de ese tiempo. Sabrás mi incumplimiento de la promesa: que así como primero rompiste el pacto entre tú y yo, al romper sus condiciones, así lo anularé de mi parte, negándote las bendiciones prometidas en ese pacto. Verás, pues, que el incumplimiento de la promesa con que me acusaste está a tu puerta, y fue apartado de mí por tu perfidia.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad