La muerte reinó - ¡Y cuán vasto es su reino! Apenas podemos encontrar un rey que tenga tantos súbditos como los reyes que ha conquistado. Incluso sobre los que no habían pecado según la semejanza de la transgresión de Adán; incluso sobre los bebés que nunca habían pecado, como Adán, en sus propias personas; y sobre otros que, como él, no habían pecado contra una ley expresa. ¿Quién es la figura del que estaba por venir? Cada uno de ellos es una persona pública y un jefe federal de la humanidad.

El uno, la fuente del pecado y la muerte de la humanidad por su ofensa; el otro, de justicia y vida por su don gratuito. Hasta aquí el apóstol muestra el acuerdo entre el primer y el segundo Adán: luego muestra las diferencias entre ellos. El acuerdo puede resumirse así: como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte; así, por un hombre entró la justicia en el mundo, y la vida por la justicia.

Como la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron; así la vida pasó a todos los hombres (que están en el segundo Adán por la fe) en que todos son justificados. Y como la muerte por el pecado del primer Adán reinó incluso sobre los que no habían pecado según la semejanza de la transgresión de Adán; así, por la justicia de Cristo, aun aquellos que no han obedecido, conforme a la semejanza de su obediencia, reinarán en vida.

Podemos agregar: Como el pecado de Adán, sin los pecados que cometimos después, nos trajo la muerte; de modo que la justicia de Cristo, sin las buenas obras que luego realizamos, nos da vida: aunque toda obra buena, así como mala, recibirá su debida recompensa.

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