Ungüento: no es menos gratificante y refrescante que el aceite que se derramó sobre la cabeza de Aarón en el momento de su consagración al oficio sacerdotal. Faldas: no hasta la falda inferior o la parte inferior de su prenda sacerdotal, sino hasta la falda superior de la misma, o la boca de la misma, como la palabra hebrea propiamente significa.

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