Fragmentos dogmáticos e históricos de Hipólito

El Padre de la inmortalidad envió al mundo al Hijo y Verbo inmortal, que vino al hombre para lavarlo con el agua y el Espíritu; y Él, engendrándonos de nuevo para la incorrupción de alma y cuerpo, insufló en nosotros el aliento (espíritu) de vida, y nos dotó de una panoplia incorruptible. Si, pues, el hombre se ha hecho inmortal, será también Dios[408].

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Antiguo Testamento