Epístola Cipriana V

Que se conceda, además, un cuidado más ferviente a los gloriosos confesores. Y aunque sé que muchísimos de ellos han sido mantenidos por el voto[2]

Constituciones de los Santos Apóstoles Libro V

Y si alguno de los que van con ellos es sorprendido y cae en desgracia, es bienaventurado, porque es partícipe del mártir, y es uno que imita los sufrimientos de Cristo; porque también nosotros, cuando muchas veces recibimos azotes de Caifás, de Alejandro y de Anás, por causa de Cristo, «salimos gozándonos de haber sido tenidos por dignos de padecer tales cosas por nuestro Salvador»[3].

Evangelio de Nicodemo I Los Hechos de Pilato

Y Pilato, habiendo llamado al corredor, le dice: ¿Por qué has hecho esto, y has extendido tu manto sobre la tierra, e hiciste caminar a Jesús sobre ella? El corredor le dice: Mi señor procurador, cuando me enviaste a Jerusalén a Alejandro,[7]

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