Tratado de Cipriano IV Sobre el Padrenuestro

Así la viuda Ana, orando y velando sin descanso, perseveró en merecer el bien de Dios, como está escrito en el I Evangelio: "No se apartaba", dice, "del templo, sirviendo con ayunos y oraciones noche y día. "[100]

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Antiguo Testamento