El corazón de un cristiano se caracteriza por la humildad y la comprensión Mateo 18:1-9 : "De cierto os digo, que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos". (Mateo 18:3 ) Los discípulos estaban preocupados por la grandeza en el reino de los cielos.

Jesús les dijo que a menos que se hicieran algunos cambios (conversión) nunca podrían entrar en el reino de los cielos. La humildad, como un niño pequeño, llevaría a los más grandes del reino. La humildad implica amar, confiar, perdonar y ser humilde de corazón. Los niños deben ser recibidos porque son ejemplo de un corazón caracterizado por la humildad. Si no te humillas a ti mismo, puedes ser humillado por otra persona o ser humillado por Dios en el Día del Juicio. Se necesita mucha humildad para rendirse en obediencia a las enseñanzas de nuestro Señor.

El Espíritu Santo de Dios hizo clara la responsabilidad personal tanto en la actitud como en la acción. Si alguno hace pecar a otro o le impide en su recta conducta o recto pensamiento, "... más le valdría que le colgaran al cuello una piedra de molino de molino, y que lo hundiesen en lo profundo del mar". ( Mateo 18:6 ) No hagas que otros pequen y no permitas que nada te haga pecar a ti.

"Si tu ojo te es ocasión de pecado, sácalo y échalo de ti. Más te vale entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego". ( Mateo 19:9 )

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