Subió... al barco.

Juan dice, "ellos lo recibieron voluntariamente"; y a causa de que el viento amainó, llegaron enseguida a puerto. El hecho de que Cristo subiera a la barca fue su salvación. Él puede calmar la tempestad que nos rodea y llevarnos a salvo al cielo.

Inmediatamente el barco estuvo en tierra.

A menos que la palabra "inmediatamente" tenga más latitud de lo que es común entre nosotros, esto implica otro milagro.

OBSERVACIONES PRÁCTICAS.

1. El que podía hacer crecer el grano también podía multiplicar los panes.

2. Nuestros deberes y nuestros privilegios no se miden por lo que podemos hacer por nosotros mismos, sino por lo que Dios está dispuesto a hacer a través de nosotros. No podemos hacer girar la maquinaria de la fábrica, pero podemos dejar que el agua entre en la rueda. No podemos empujar el barco de vapor a través del océano, pero podemos dejar pasar el vapor para que el motor lo haga.

3. Al alimentar los cuerpos hambrientos de los hombres, a menudo tenemos acceso a sus almas. Esto ha sido bien ilustrado en las hambrunas de India y China.

4. Jesús había pedido a los discípulos que cruzaran el mar. Debería haberlos consolado recordar que él mismo los había obligado a entrar en el barco. Era evidente que estaban en el camino del deber. ¿Cómo, entonces, podría acontecerles algún mal? Está. gran consuelo para nosotros cuando podemos sentirnos seguros de que estamos haciendo la voluntad de Dios; porque, sea cual sea el problema que nos amenace, podemos confiar en que Jesús traerá alivio en la tormenta.

5. A menudo aprendemos más de la fe en un mes de oscuridad y tormenta, que en años de sol. Cuando Dios quiere prepararnos para un trabajo superior, para una paz más dulce, para una luz más clara, los trae mediante un aumento de la fe, y aumenta nuestra fe al probar nuestra fe.

6. Jesús a veces nos deja solos, para que podamos conocernos a nosotros mismos y nuestra propia debilidad, pero nunca nos deja fuera de la vista.-- Quesnell.

7. A menudo hay "vientos contrarios", incluso en el camino del deber. Debemos esperarlas, y no desanimarnos, ni desviarnos del camino.

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