Comentario de Catena Aurea
Juan 8:25-27
Ver 25. Entonces ellos le dijeron: ¿Quién eres tú? Y Jesús les dijo: Lo mismo que os dije desde el principio. 26. Mucho tengo que decir y juzgar de vosotros; mas el que me envió, es verdadero; y hablo al mundo las cosas que he oído de él. 27. No entendieron que les hablaba del Padre.
AGO. Habiendo dicho nuestro Señor: No creéis que yo soy, moriréis en vuestros pecados; Le preguntan, como queriendo, saber en quién han de creer, para que no mueran en su pecado. Entonces le dijeron: ¿Quién eres? Porque cuando dijiste: Si no crees que yo soy, no añadiste quién eres. Pero nuestro Señor sabía que estos eran algunos que creerían, y por lo tanto, después de que se les preguntó: ¿Quién eres? para que los tales supieran lo que debían creer que El era, Jesús les dijo: El principio, que también os habla; no como si dijera, Yo soy el principio, sino, Créanme que soy el principio; como es evidente del griego, donde principio es femenino.
Créanme entonces que soy el principio, pero ustedes mueren en sus pecados: porque el principio no puede ser cambiado; permanece fijo en sí mismo y es la fuente de cambio de todas las cosas. Pero es absurdo llamar principio al Hijo y no al Padre también. Y, sin embargo, no hay dos comienzos, así como estos no son dos Dioses. El Espíritu Santo es el Espíritu del Padre y del Hijo; no siendo ni el Padre, ni el Hijo.
Sin embargo, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios, una sola Luz, un solo comienzo. Y añade, que también os hablo, es decir, que me humillé por vosotros y condescendí con estas palabras. Por tanto, créanme que soy el principio; porque para que creáis esto, no sólo soy yo el principio, sino que también os hablo, para que creáis que yo soy. Porque si el Principio hubiera permanecido con el Padre en su naturaleza original, y no tomado sobre sí la forma de un siervo, ¿cómo podrían los hombres haber creído en él? ¿Sus mentes débiles habrían captado la Palabra espiritual, sin el medio del sonido sensible?
BED. En algunos ejemplares encontramos, Quienes también os hablan; pero es más consistente leer por (quia), no por quién (qui): en cuyo caso el significado es: Créanme que soy el principio, por su propio bien he condescendido a estas palabras.
CHRYS. Vea aquí la locura de los judíos; preguntando después de tanto tiempo, y después de todos sus milagros y enseñanzas, ¿Quién eres tú? ¿Cuál es la respuesta de Cristo? Desde el principio hablo contigo; como diciendo, no mereces oír nada de Mí, y mucho menos esto de Quién Soy Yo. Porque hablas siempre, para tentarme. Pero podría, si os confundiese y os castigase: muchas cosas tengo que deciros y juzgaros.
AGO. Arriba dijo, no juzgo a nadie pero, no juzgo, es una cosa, tengo que juzgar otra. Yo no juzgo, dice, con referencia al tiempo presente. Pero el otro, tengo muchas cosas que decir, y juzgaros, se refiere a un juicio futuro. Y seré veraz en Mi juicio, porque Yo soy la verdad, el Hijo del Verdadero. El que me envió es verdadero. Mi Padre es verdadero, no por participar, sino por engendrar la verdad. ¿Diremos que la verdad es mayor que uno que es verdadero? Si decimos esto, comenzaremos a llamar al Hijo mayor que el Padre.
CHRYS. Él dice esto, para que no piensen que Él les permite hablar en contra de Él con impunidad, por incapacidad para castigarlos, o que Él no está vivo para sus diseños despectivos.
TEOFILO. O habiendo dicho: Muchas cosas tengo que decir, y juzgaros, reservando así su juicio para un tiempo futuro, añade: Mas el que me vende es verdadero; como diciendo: Aunque sois incrédulos, mi Padre es verdad, Quien os ha señalado un día de retribución.
CHRYS. O así: Como mi Padre no me envió a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo, y mi Padre es verdadero, por eso yo no juzgo a nadie ahora; pero hablad así para vuestra salvación, no para vuestra condenación: Y yo hablo al mundo las cosas que he oído de Él.
ALCUINO. Y oír del Padre es lo mismo que ser del Padre; Tiene el oído del mismo sentido que tiene el ser.
AGO. El Hijo coigual da gloria al Padre: como si dijera, Yo doy gloria a Aquel de quien soy Hijo: con qué soberbia menospreciáis a Aquel de quien sois siervo.
ALCUINO. Sin embargo, no entendieron lo que quiso decir al decir: Verdad es el que me envió: no entienden que les habló del Padre. Porque aún no tenían abiertos los ojos de su mente para entender la igualdad del Padre con el Hijo.