Versículo 35. Estén ceñidos vuestros lomos, y encendidas vuestras lámparas; 36. Y vosotros mismos seréis semejantes a los hombres que esperan a su señor, cuando volverá de las bodas; para que cuando venga y llame, le abran inmediatamente. 37 Bienaventurados aquellos siervos a quienes el señor cuando venga halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y saliendo, les servirá.

38. Y si llega en la segunda vigilia o en la tercera vigilia y los encuentra así, bienaventurados esos siervos. 39. Y sabed esto, que si el dueño de la casa supiera a qué hora ha de venir el ladrón, velaría, y no dejaría que allanasen su casa. 40. Estad, pues, también vosotros preparados, porque el Hijo del hombre viene a la hora que no pensáis.

TEOFILO. Nuestro Señor, habiendo enseñado a sus discípulos la moderación, quitándoles todo cuidado y presunción de esta vida, ahora los conduce a servir y obedecer, diciendo: Estén ceñidos sus lomos, es decir, siempre listos para hacer la obra de su Señor, y vuestras lámparas encendidas, es decir, no llevéis una vida en la oscuridad, sino que tengáis con vosotros la luz de la razón, mostrándoos qué hacer y qué evitar. Porque este mundo es la noche, pero tienen ceñidos los lomos los que llevan una vida práctica o activa.

Porque tal es la condición de los siervos que deben tener consigo también lámparas encendidas; esto es, el don de discernimiento, para que el hombre activo sepa distinguir no sólo lo que debe hacer, sino de qué manera; de lo contrario, los hombres se precipitan por el precipicio del orgullo. Pero debemos observar, que Él primero ordena que se ciñen nuestros lomos, en segundo lugar, que nuestras lámparas estén encendidas. En efecto, primero viene la acción, luego la reflexión, que es una iluminación de la mente.

Esforcémonos, pues, en ejercitar las virtudes, para que podamos tener dos lámparas encendidas, es decir, la concepción de la mente siempre brillando en el alma, por la cual somos nosotros mismos iluminados, y el aprendizaje, por el cual iluminamos a otros.

MÁXIMA. O bien, nos enseña a mantener nuestras lámparas encendidas, mediante la oración, la contemplación y el amor espiritual.

Cirilo; O, estar ceñido, significa actividad y disposición a sufrir males por respeto al amor divino. Pero el arder de la lámpara significa que no debemos permitir que nadie viva en la oscuridad de la ignorancia.

GREG. O bien, ceñimos nuestros lomos cuando por la continencia dominamos los deseos de la carne. Porque la lujuria del hombre está en sus lomos, y la de la mujer en su vientre; por el nombre de lomos, pues, del sexo principal, se significa lujuria. Pero como es poca cosa no hacer el mal, a no ser que los hombres se esfuercen en trabajar en buenas obras, se añade: Y vuestras lámparas ardiendo en vuestras manos; porque tenemos lámparas encendidas en nuestras manos, cuando por las buenas obras mostramos ejemplos luminosos a nuestros prójimos.

AGO. O bien, nos enseña también a ceñirnos los lomos para guardarnos del amor a las cosas de este mundo, y a tener encendidas nuestras lámparas, para que esto se haga con verdadero fin y recta intención.

GREG. Pero si un hombre tiene ambas cosas, quienquiera que sea, no le queda sino poner toda su esperanza en la venida del Redentor. Por eso se añade: Y sed semejantes a los hombres que esperan a su Señor, cuando regrese de las bodas, etc. Porque nuestro Señor fue a las bodas cuando ascendiendo al cielo como el Esposo se unió a Sí mismo a la multitud celestial de ángeles.

TEOFILO. Diariamente también en los cielos Él desposa las almas de los Santos, que Pablo u otro le ofrece, como una virgen casta. Pero Él vuelve de la celebración de las bodas celestiales, quizás a todos al fin del mundo entero, cuando venga del cielo en la gloria del Padre; quizás también cada hora presente de repente en la muerte de cada individuo.

Cirilo; Ahora considera que Él viene de las bodas como de un festival, que Dios siempre está guardando; porque nada puede causar tristeza a la Naturaleza Incorruptible.

GREG. NYSS. O bien, cuando se celebró la boda y la Iglesia fue recibida en la cámara nupcial secreta, los ángeles esperaban el regreso del Rey a su propia bienaventuranza natural. Y a su ejemplo ordenemos nuestra vida, que así como ellos viviendo juntos sin mal, están preparados para acoger el regreso de su Señor, así también nosotros, velando a la puerta, nos preparemos para obedecerle cuando venga a llamar; porque se sigue que cuando él venga y llame, le abran inmediatamente.

GREG. Porque viene cuando se apresura a juzgar, pero llama, cuando ya por el dolor de la enfermedad da a entender que la muerte está cerca; a quien nos abrimos inmediatamente si lo recibimos con amor. Porque el que tiembla al salir del cuerpo, no tiene deseos de abrir al Juez que llama, y ​​teme ver a ese Juez a quien recuerda haber despreciado. Pero el que está seguro de su esperanza y de sus obras, inmediatamente abre al que llama; porque cuando se da cuenta de que se acerca el tiempo de la muerte, se regocija por la gloria de su recompensa; y por eso se añade: Bienaventurados los siervos a quienes el Señor, cuando venga, encuentre velando. Observa quien mantiene abiertos los ojos de su mente para contemplar la verdadera luz; quien por sus obras mantiene lo que contempla, quien expulsa de sí mismo las tinieblas de la pereza y el descuido.

GREG. NYSS. Entonces, por el bien de velar, nuestro Señor aconsejó arriba que nuestros lomos estén ceñidos, y nuestras lámparas encendidas, porque la luz puesta ante los ojos ahuyenta el sueño. Los lomos también, cuando están atados con una faja, hacen que el cuerpo sea incapaz de dormir. Porque el que está ceñido de castidad, e iluminado por una conciencia pura, continúa despierto.

Cirilo; Entonces, cuando nuestro Señor, viniendo, nos encuentre despiertos y ceñidos, con nuestros corazones iluminados, entonces nos declarará bienaventurados, porque se sigue: De cierto os digo, que se ceñirá, de lo cual vemos que nos recompensará en de la misma manera, ya que se ceñirá de los que están ceñidos.

ORIGEN; Porque él estará ceñido alrededor de sus lomos con justicia.

GREG. Por lo cual se ciñe, es decir, se prepara para el juicio.

TEOFILO. O se ceñirá a sí mismo, en el sentido de que no imparte toda la plenitud de las bendiciones, sino que las limita dentro de cierta medida. Porque ¿quién puede comprender a Dios cuán grande es Él? Por lo tanto, se dice que los Serafines velan su rostro, debido a la excelencia del brillo Divino. Sigue, y les hará sentarse; porque así como el que se sienta hace descansar todo su cuerpo, así en lo venidero los Santos tendrán completo descanso; porque aquí no tienen descanso para el cuerpo, pero allí, junto con sus almas, sus cuerpos espirituales participando de la inmortalidad se regocijarán en perfecto descanso.

Cirilo; Luego los hará sentarse como refrigerio para los cansados, poniendo delante de ellos goces espirituales y ordenando una mesa suntuosa de Sus dones.

DIONISIO AR. El "sentarse" se entiende como el reposo de muchos trabajos, una vida sin molestias, la conversación divina de los que moran en la región de la luz enriquecidos con todos los afectos santos, y un derramamiento abundante de todos los dones, por lo que son lleno de alegría. Porque la razón por la cual Jesús los hace sentar, es para darles el descanso perpetuo y repartirles bendiciones sin número. Por lo tanto sigue, Y pasará y les servirá.

TEOFILO. Es decir, devuélvales, por así decirlo, una retribución igual, que como ellos le sirvieron, así también Él les servirá.

GREG. Pero se dice que Él está pasando, cuando regresa del juicio a Su reino. O el Señor pasa a nosotros después del juicio y nos eleva de la forma de su humanidad a la contemplación de su divinidad.

Cirilo; Nuestro Señor conocía la propensión de la enfermedad humana al pecado, pero como es misericordioso, no permite que nos desesperemos, sino que tiene compasión y nos da el arrepentimiento como remedio salvador. Y por eso añade, Y si viniere en la segunda vigilia, &c. Porque los que vigilan los muros de las ciudades, u observan los ataques del enemigo, dividen la noche en tres o cuatro vigilias.

GREG. La primera vigilia entonces es el tiempo más temprano de nuestra vida, es decir, la niñez, la segunda juventud y madurez, pero la tercera representa la vejez. Aquel, pues, que no esté dispuesto a velar en el primero, que se quede incluso en el segundo. Y el que no quiere en la segunda, que no pierda los remedios de la tercera vigilia, para que el que descuidó la conversión en la niñez, se recupere al menos en el tiempo de la juventud o de la vejez.

Cirilo; De la primera vigilia, sin embargo, no hace mención, porque la niñez no es castigada por Dios, sino que obtiene el perdón; pero la segunda y la tercera edad deben obediencia a Dios y llevar una vida honesta según su voluntad.

GRIEGO EX. O bien, a la primera guardia pertenecen los que viven con más cuidado, como habiendo ganado el primer paso, pero a la segunda, los que guardan la medida de una conversación moderada, pero a la tercera, los que están debajo de estos. Y lo mismo debe suponerse del cuarto, y si así sucediere también del quinto. Porque hay diferentes medidas de vida, y un buen recompensador reparte a cada uno según sus merecimientos.

TEOFILO. O como las vigilias son las horas de la noche que adormecen a los hombres, debes comprender que también hay en nuestra vida ciertas horas que nos alegran si nos hallamos despiertos. ¿Alguien se apodera de sus bienes? ¿Tus hijos están muertos? ¿Estás acusado? Pero si en estos tiempos no habéis hecho nada contra los mandamientos de Dios, Él os encontrará velando en la segunda y tercera vigilia, es decir, en el tiempo malo, que trae sueño destructivo a las almas ociosas.

GREG. Pero para sacudirnos la pereza de nuestras mentes, aun nuestras pérdidas externas son por una semejanza puesta delante de nosotros. Porque se añade: Y esto sé, que si el dueño de la casa supiera a qué hora vendría el ladrón.

TEOFILO. Algunos entienden que este ladrón es el diablo, la casa, el alma, el buen hombre de la casa, el hombre. Esta interpretación, sin embargo, no parece estar de acuerdo con lo que sigue. Porque la venida del Señor se compara con la del ladrón que se acerca repentinamente, según la palabra del Apóstol: El día del Señor viene así como ladrón en la noche. Y por eso también aquí se añade: Estad también vosotros preparados, porque el Hijo del hombre viene a la hora que no pensáis.

GREG. Si no; sin saberlo el amo, el ladrón irrumpe en la casa, porque mientras el espíritu duerme en vez de cuidarse; la muerte llega inesperadamente e irrumpe en la morada de nuestra carne. Pero resistiría al ladrón si estuviera velando, porque estando en guardia contra la venida del Juez, que en secreto se apodera de su alma, por el arrepentimiento iría a su encuentro, para que no perezca impenitente. Pero la última hora quiere nuestro Señor que nos sea desconocida, a fin de que, como no podemos preverla, nos estemos preparando sin cesar.

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