Comentario de Catena Aurea
Lucas 8:16,17
Ver. 16. Nadie, cuando ha encendido una vela, la cubre con una vasija, o la pone debajo de la cama; sino que lo pone sobre un candelero, para que los que entren vean la luz. 17. Porque nada hay secreto que no haya de ser manifiesto; ni cosa alguna encubierta, que no haya de saberse y salir al exterior. 18. Mirad, pues, cómo oís; porque a cualquiera que tiene, se le dará; y al que no tuviere, se le quitará hasta lo que parece tener.
TEÓFILO; Habiendo dicho antes a sus Apóstoles: A vosotros os es dado saber los misterios del reino de Dios, pero a otros en parábolas; Ahora muestra que por medio de ellos el mismo misterio debe ser revelado también a otros, diciendo: Nadie, cuando ha encendido una vela, la cubre con una vasija, o la pone debajo de la cama.
EUSEB. Como si dijera: Como se enciende una lámpara para alumbrar, no para que se cubra debajo de un celemín o de una cama, así también los secretos del reino de los cielos cuando se expresan en parábolas, aunque ocultos a los extraños. a la fe, no parecerá, sin embargo, oscura a todos los hombres. Por eso añade: Porque nada hay secreto que no haya de ser manifiesto, ni nada oculto que no haya de saberse y salir al exterior. Como si dijera: Aunque muchas cosas se digan en parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan, a causa de su incredulidad, todo el asunto será revelado.
AGO. O bien, en estas palabras Él típicamente expone la audacia de la predicación, que nadie debe, por temor a los males carnales, ocultar la luz del conocimiento Porque bajo los nombres de vasija y cama, él representa la carne, pero de la linterna, la palabra, que todo el que se mantiene oculto por temor a las aflicciones de la carne, pone la carne misma ante la manifestación de la verdad, y por ella cubre, por así decirlo, la palabra, quien teme predicarla. Pero coloca una vela sobre un candelero quien somete su cuerpo al servicio de Dios de tal manera que la predicación de la verdad se encuentra en lo más alto de su estimación, y el servicio del cuerpo en lo más bajo.
ORIGEN; Pero el que quiera adaptar su linterna a los más perfectos discípulos de Cristo, debe persuadirnos por las cosas que se dijeron de Juan, porque él era una luz que ardía y alumbraba. Al que enciende la luz de la razón en su alma, no le corresponde, pues, esconderla debajo de una cama donde duermen los hombres, ni debajo de ningún vaso, porque el que hace esto no atiende a los que entran en la casa para quienes está preparada la vela, sino deben ponerlo sobre un candelero, es decir, toda la Iglesia.
CHRYS. Con estas palabras los conduce a la diligencia de la vida, enseñándoles a ser fuertes como expuestos a la vista de todos los hombres, y luchando en el mundo como en un escenario. Como si dijera: No creas que habitamos en una pequeña parte del mundo, porque serás conocido de todos los hombres, ya que no puede ser que se esconda tan gran virtud.
MÁXIMA. O tal vez el Señor se llama a sí mismo luz que alumbra a todos los que habitan la casa, es decir, el mundo, ya que Él es por naturaleza Dios, pero por la dispensación se hizo carne. Y así, como la luz de la lámpara, Él permanece en el vaso de la carne por medio del alma como la luz en el vaso de la lámpara por medio de la llama. Pero por el candelero describe la Iglesia sobre la cual brilla la palabra divina, iluminando la casa como si estuviera con los rayos de la verdad. Pero bajo la semejanza de un vaso o lecho se refirió a la observancia de la ley, bajo la cual la palabra no estará contenida.
TEÓFILO; Pero el Señor no cesa de enseñarnos a escuchar su palabra, para que podamos tanto meditar constantemente en ella en nuestras propias mentes como presentarla para la instrucción de otros. De aquí se sigue: Mirad, pues, cómo oís; porque a cualquiera que tiene, se le dará. Como si dijera: Prestad atención con toda vuestra mente a la palabra que oís, porque al que tiene amor por la palabra, se le dará también el sentido de entender lo que ama; pero el que no tiene amor por oír la palabra, aunque se considere hábil por el genio natural o por el ejercicio del saber, no se deleitará en la dulzura de la sabiduría; porque muchas veces el perezoso está dotado de capacidades, para que si las descuida pueda ser más justamente castigado por su negligencia, ya que lo que puede obtener sin trabajo desdeña saber,