Ver. 14. "Pero cuando veáis la abominación desoladora, de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes: 15. Y el que esté en la azotea, no descienda a la casa, ni entre en ella, para tomar algo de su casa; 16. y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su manto.

17 Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! 18. Y orad para que vuestra huida no sea en invierno. 19. Porque en aquellos días habrá aflicción cual no la hubo desde el principio de la creación que Dios creó hasta ahora, ni la habrá. 20. Y si el Señor no hubiera acortado aquellos días, ninguna carne sería salva; pero por causa de los escogidos que El escogió, acortó aquellos días.

Glosa: Después de hablar de las cosas que habían de suceder antes de la destrucción de la ciudad, el Señor anuncia ahora las que sucederán acerca de la destrucción misma de la ciudad, diciendo: "Pero cuando veáis la abominación desoladora que está donde debe no, (el que lee, entienda)."

Agustín, de Con Evan, ii, 77: Mateo dice, de pie "en el lugar santo"; pero con esta diferencia verbal Marcos ha expresado el mismo significado; porque Él dice "donde no debe" estar, porque no debe estar en el lugar santo.

Bede: Cuando se nos desafía a entender lo que se dice, podemos concluir que es místico. Pero puede decirse simplemente del Anticristo, o de la estatua de César, que Pilato puso en el templo, o de la estatua ecuestre de Adrián, que estuvo durante mucho tiempo en el lugar santísimo. Un ídolo también es llamado abominación según el Antiguo Testamento, y se le ha añadido "desolador" porque fue puesto en el templo cuando estaba desolado y desierto.

Teofilacto: O quiere decir por "la abominación desoladora" la entrada de enemigos en la ciudad por medio de la violencia.

Agustín, Epist., cxcix, 9: Pero Lucas, para mostrar que la abominación desoladora sucedió cuando Jerusalén fue tomada, en este mismo lugar da las palabras de nuestro Señor: "Y cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, entonces sabed que su desolación está cerca". [ Lucas 21:20 ] Continúa: "Entonces los que estén en Judea, huyan a las montañas".

Beda: Consta que esto se cumplió literalmente, cuando al acercarse la guerra con Roma y el exterminio del pueblo judío, todos los cristianos que estaban en aquella provincia, advertidos por la profecía, huyeron lejos, como la historia de la Iglesia relata, y retirándose al otro lado del Jordán, permaneció por un tiempo en la ciudad de Pella bajo la protección de Agripa, el rey de los judíos, a quien se hace mención en los Hechos, y quien con esa parte de los judíos, que escogieron obedecer él, siempre siguió sujeto al imperio romano.

Teofilacto: Y bien dice Él: "Que están en Judea", porque los Apóstoles ya no estaban en Judea, sino antes de que la batalla fuera expulsada de Jerusalén.

Glosario: [ed. nota: No en brillo - sed ap. Teofilacto] O más bien salieron por su propia voluntad, siendo guiados por el Espíritu Santo.

Continúa: "Y el que esté en la azotea, no descienda a la casa, ni entre en ella, para sacar nada de su casa"; porque cosa deseable es ser salvado aun desnudo de tal destrucción. Continúa: "Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días!"

Bede: Es decir, aquellos cuyo vientre o cuyas manos, sobrecargadas con la carga de los niños, en gran medida impiden su huida forzada.

Teofilacto: Pero me parece que con estas palabras Él predice el comer de los niños, porque cuando estaban afligidos por el hambre y la pestilencia, les echaban las manos encima.

Glosa. Y después de haber mencionado este doble impedimento de la huida, que puede ser del deseo de arrebatar bienes, o de tener hijos que llevar, toca el tercer obstáculo, a saber, el que viene de la estación; diciendo: "Y rogad que vuestra huida no sea en invierno".

Teofilacto: Es decir, para que aquellos que desean volar no se vean impedidos por las dificultades de la estación. Y acertadamente da la causa de tan gran necesidad de huir; diciendo: "Porque en aquellos días habrá aflicción cual no la hubo desde el principio de la creación que Dios creó hasta ahora, ni la habrá".

Agustín, Epist., cxcix, 9: Porque Josefo, que ha escrito la historia de los judíos, cuenta que tales cosas padeció este pueblo, que son poco creíbles, por lo que se dice, no sin razón, que no hubo tales cosas. tribulación desde el principio de la creación hasta ahora, ni la habrá. Pero aunque en el tiempo del Anticristo habrá uno igual o mayor, debemos entender que es de aquel [p.

262] gente, que se dice que nunca sucederá tal otra. Porque si son los primeros y principales en recibir al Anticristo, se puede decir que esa misma gente causa más tribulación que la que sufre.

Bede: El único refugio en tales males es que Dios, que da la fuerza para sufrir, debe reducir el poder de infligir. Por lo cual sigue: "Y salvo que el Señor hubiera acortado aquellos días".

Teofilacto: Es decir, si la guerra romana no hubiera terminado pronto, "ninguna carne se salvaría"; es decir, ningún judío debería haber escapado; "sino por causa de los escogidos, a los cuales él escogió", es decir, por causa de los judíos creyentes, o que habrían de creer en lo sucesivo, "acortó los días", es decir, la guerra terminó pronto, porque Dios previó que muchos judíos creerían después de la destrucción de la ciudad; por lo cual no permitiría que toda la raza fuera completamente destruida.

Agustín: Pero algunas personas entienden mejor que las calamidades mismas están representadas por días, como se habla de días malos en otras partes de la Sagrada Escritura; porque los días mismos no son malos, sino lo que en ellos se hace. Por lo tanto, se dice que las penas mismas se acortaron, porque por la paciencia que Dios les dio, las sintieron menos, y entonces se acortó lo que era grande en sí mismo.

Beda: O bien; estas palabras, "En aquellos días habrá aflicción", concuerdan propiamente con los tiempos del Anticristo, cuando no sólo se amontonarán sobre los fieles torturas más frecuentes y más dolorosas que antes, sino también, lo que es más terrible, el trabajo de los milagros acompañará a los que infligen tormentos. Pero en la medida en que esta tribulación será mayor que las que la precedieron, en tanto será más breve.

Porque se cree que durante tres años y medio, por lo que se puede conjeturar de la profecía de Daniel y las Revelaciones de Juan, la Iglesia será atacada. Sin embargo, en un sentido espiritual, cuando vemos que la abominación desoladora está donde no debe, es decir, herejías y crímenes reinando entre ellos, que parecen estar consagrados por los misterios celestiales, entonces cualquiera de nosotros que quede en Judea, es decir, , en la confesión de la verdadera fe, debe ascender más alto en la virtud, cuantos más hombres vemos siguiendo los caminos anchos del vicio.

Pseudo-Jerónimo: Porque nuestra huida es a las montañas, para que quien ha subido a las alturas de la virtud no descienda a las profundidades del pecado.

Beda: Entonces, el que está en la azotea, es decir, cuya mente se eleva por encima de las obras carnales, y que vive espiritualmente, como si estuviera al aire libre, no descienda a los actos viles de su conversación anterior, ni busque de nuevo las cosas que había dejado, los deseos del mundo o de la carne. Porque nuestra casa significa este mundo, o aquél en que vivimos, nuestra propia carne.

Pseudo-Jerónimo: "Orad que vuestra huida no sea en invierno, ni en sábado", es decir, que el fruto de nuestro trabajo no se acabe con el fin de los tiempos; porque el fruto se acaba en el invierno y el tiempo en el sábado.

Beda: Pero si hemos de entenderlo de la consumación del mundo, Él ordena que nuestra fe y amor por Cristo no se enfríen, y que no nos hagamos perezosos y fríos en la obra de Dios, tomando un sábado de virtud.

Teofilacto: También debemos evitar el pecado con fervor, y no con frialdad y tranquilidad.

Pseudo-Jerónimo: Pero la tribulación será grande, y los días cortos, por causa de los escogidos, para que la maldad de este tiempo no les haga perder el entendimiento.

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