Comentario de Catena Aurea
Mateo 1:16
Ver 16. Y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.
Glosa: En último lugar, después de todos los patriarcas, cita a José, marido de María, por quien se presentan todos los demás, diciendo: Pero Jacob engendró a José.
Jerónimo: Este pasaje nos es objetado por el emperador Juliano en su Discrepancia de los evangelistas. Mateo llama a José hijo de Jacob, Lucas lo hace hijo de Elí. No conocía el modo de las Escrituras, uno era su padre por naturaleza, el otro por ley. Porque sabemos que Dios mandó por medio de Moisés, que si un hermano o pariente cercano moría sin hijos, otro tomaría a su mujer, para levantar simiente a su hermano o pariente. [Dt 25]
Pero de este asunto Africanus el cronólogo [ed. nota: En su Epist. ad Aristidem, vid. Reliquia de Reuth. vol. ii, pág. 114. Africanus] y Eusebio de Cesarea, han discutido más ampliamente.
Eusebio, Hist. Eccles. i, 7: Porque Mathan y Melchi en diferentes períodos tuvieron cada uno un hijo de una y la misma esposa Jesca. Matthan, quien siguió a través de Salomón, la tuvo primero, y murió dejando un hijo, de nombre Jacob. Como la Ley no prohibía a la viuda, ya sea despedida de su marido, o después de la muerte de su marido, casarse con otro, así Melchi, que siguió a través de Matthan, siendo de la misma tribu pero de otra raza, tomó esta viuda para su mujer, y engendró a Heli su hijo.
Así encontraremos que Jacob y Heli, aunque de una raza diferente, pero de la misma madre, han sido hermanos. Uno de los cuales, a saber, Jacob, después de que su hermano Helí murió sin descendencia, se casó con su mujer y engendró con ella al tercero, José, por naturaleza y razón su propio hijo. Después de lo cual también está escrito: "Y Jacob engendró a José". Pero por la Ley, él era el hijo de Heli; porque Jacob, siendo su hermano, le levantó descendencia.
Así, la genealogía, tanto como la recita Mateo y Lucas, se mantiene correcta y verdadera; Mateo diciendo: "Y Jacob engendró a José"; Lucas diciendo: "El cual era hijo, como se suponía, (porque agrega esto además) de José, que era hijo de Heli, que era hijo de Melchi".
Tampoco podría haber expresado de manera más significativa o adecuada esa forma de generación según la Ley, que se hizo por una cierta adopción que tuvo respeto a los muertos, dejando cuidadosamente de lado la palabra "engendrar" hasta el final.
Agustín, de Cons. Evan., ii, 2: Se le llama más propiamente su hijo, por quien fue adoptado, que si se hubiera dicho que fue engendrado de aquel de cuya carne no nació. Por lo cual Mateo, al decir: "Abraham engendró a Isaac", y continuar la misma frase hasta "Jacob engendró a José", declara suficientemente que da al padre según el orden de la naturaleza, de modo que debemos considerar que José fue engendrado, no adoptado, por Jacob.
Aunque incluso si Lucas hubiera usado la palabra "engendrado", no deberíamos haberla considerado una objeción seria; porque no es absurdo decir de un hijo adoptivo que es engendrado, no según la carne, sino por el afecto.
Euseb.: Tampoco esto carece de buena autoridad; ni ha sido ideado repentinamente por nosotros para este propósito. Porque los parientes de nuestro Salvador según la carne, o por querer mostrar su tan grande nobleza de estirpe, o simplemente por la verdad, nos la han entregado.
Agosto, de Cons. Evan., ii, 4: Y apropiadamente Lucas, quien relata la ascendencia de Cristo no en la apertura de su Evangelio, sino en su bautismo, sigue la línea de adopción, al señalarlo así más claramente como el Sacerdote que debe hacer expiación por pecado. Porque por adopción somos hechos hijos de Dios, al creer en el Hijo de Dios. Pero por la descendencia según la carne que sigue Mateo, vemos más bien que el Hijo de Dios se hizo hombre por nosotros.
Lucas muestra suficientemente que llamó a José hijo de Elí, porque fue adoptado por Elí, al llamar a Adán hijo de Dios, lo cual fue por gracia, puesto que fue puesto en el Paraíso, aunque lo perdió después al pecar.
Chyrs., Hom. 4: Habiendo pasado por toda la ascendencia, y terminado en José, añade: "El marido de María", declarando así que fue por causa de ella que él fue incluido en la genealogía.
Jerónimo: Cuando escuches esta palabra, "esposo", no pienses directamente en el matrimonio, pero recuerda la Escritura, que llama a las personas sólo esposo y esposa comprometidos.
Genadio, de Eccles. Dog., 2: El Hijo de Dios nació de carne humana, es decir, de María, y no de un hombre según la naturaleza, como dice Ebion; y en consecuencia se añade significativamente: "De ella nació Jesús".
Aug., De Haeres, ii: Esto se dice contra Valentinus, quien enseñó que Cristo no tomó nada de la Virgen María, sino que pasó a través de ella como a través de un canal o tubería.
Por lo cual le agradó tomar carne del vientre de una mujer, se sabe en sus propios consejos secretos; si para conferir honor a ambos sexos por igual, tomando la forma de un hombre y naciendo de una mujer, o por alguna otra razón que no me apresuraría a pronunciar.
Hilary, Cuest. Nov. et Vet. Prueba. q. 49. Lo que Dios transmitió por la unción del aceite a los que habían sido ungidos para ser reyes, esto lo transmitió el Espíritu Santo sobre Cristo hombre, añadiéndole la expiación; por lo cual al nacer se le llamó Cristo; y así procede, "que se llama Cristo".
Agosto, de Cons. Evan., ii, 1: No era lícito que él pensara en separarse de María por esto, que ella dio a luz a Cristo todavía Virgen. Y en esto pueden reunirse los fieles, que si están casados, y conservan estricta continencia en ambos lados, aún así su matrimonio se mantenga con unión de amor solamente, sin carnal; porque aquí ven que es posible que nazca un hijo sin abrazo carnal.
Agosto, de Nupt. et Concup., i, 11: En los padres de Cristo se cumplió todo buen beneficio del matrimonio, la fidelidad, la progenie y un sacramento. La progenie que vemos en el Señor mismo; fidelidad, porque no hubo adulterio; sacramento, porque no hubo divorcio.
Jerónimo: El lector atento puede preguntar, viendo que José no era el padre del Señor y Salvador, ¿cómo se remonta su genealogía hasta él para pertenecer al Señor? Responderemos, primero, que no es práctica de las Escrituras seguir la línea femenina en sus genealogías; en segundo lugar, que José y María eran de la misma tribu, y que desde allí se vio obligado a tomarla por esposa como pariente, y fueron inscritos juntos en Belén, como descendientes de un mismo linaje.
Agustín: Además, la línea de descendencia debe ser llevada hasta José, para que en el matrimonio no se haga ningún mal al sexo masculino, como el más digno, con tal de que nada se quite de la verdad; porque María era de la simiente de David.
Por lo tanto, creemos que María estaba en la línea de David; a saber, porque creemos en la Escritura que afirma dos cosas, que Cristo era del linaje de David según la carne, y que fue concebido de María no por conocimiento varón, sino como virgen.
El Concilio de Efeso: Aquí debemos tener cuidado con el error de Nestorio, quien así habla; “Cuando la Divina Escritura ha de hablar o del nacimiento de Cristo, que es de la Virgen María, o de su muerte, nunca se ve poner a Dios, sino a Cristo, o Hijo, o Señor; ya que estos tres son significativos del dos naturalezas, unas veces de esto, otras de aquello, y otras de ambos juntos. Y he aquí un testimonio de esto: 'Jacob engendró a José, el marido de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.' Porque Dios, el Verbo, no necesitaba un segundo nacimiento de una mujer".
Pseudo-agosto, vigilia. continuación Fel. 12 ap. t de agosto 8. pág. 45. Pero ninguno era Hijo de Dios, y otro hijo de hombre; pero el mismo Cristo era hijo de Dios y del hombre. Y así como en un hombre, el alma es una y el cuerpo es otra, así en el mediador entre Dios y el hombre, el Hijo de Dios era uno, y el hijo del hombre otro; sin embargo, de ambos juntos era uno Cristo el Señor. Dos en distinción de sustancia, uno en unidad de Persona.
Pero los objetos herejes; "¿Cómo podéis enseñarle a nacer en el tiempo a quien decís que era antes coeterno con su Padre? Porque el nacimiento es como un movimiento de una cosa que no está en el ser, antes de nacer, haciendo esto, que por beneficio de nacimiento, llegó a ser. De donde se concluye que el que estaba en el ser no puede nacer; si pudo nacer, no estaba en el ser".
(A esto responde Agustín:) Imaginemos, como muchos pretenden, que el universo tiene un alma general, que por algún movimiento indecible da vida a todas las semillas, para que ella misma no se mezcle con las cosas. produce. Cuando éste pasa luego a la matriz para formar materia pasible a sus propios usos, hace uno consigo mismo la persona de esa cosa que es evidente que no tiene la misma sustancia.
Y así, siendo el alma activa y la materia pasiva, de dos sustancias se hace un solo hombre, siendo distintas el alma y la carne; así es que nuestra confesión es, que del vientre nace aquella alma que al venir al vientre decimos dio vida a la cosa concebida. Él, digo, se dice que nació de su madre, quien se formó un cuerpo de ella, en el cual pudiera nacer; no como si antes de que Él naciera, Su madre podría, en lo que a Él se refiere, no haber existido.
Del mismo modo, sí, de un modo aún más incomprensible y sublime, nació el Hijo de Dios, al tomar sobre sí la perfecta virilidad de su Madre. El que por su singular omnipotencia es la causa del nacimiento de todas las cosas que nacen.