Ver. 17. Desde entonces Jesús comenzó a predicar ya decir: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado".

Pseudo-Chrys.: El Evangelio de Cristo debe ser predicado por aquel que puede controlar sus apetitos, que desprecia los bienes de esta vida y no desea los honores vacíos. "Desde entonces comenzó Jesús a predicar", es decir, después de haber sido tentado, había vencido el hambre en el desierto, despreciado la avaricia en el monte, rechazado los deseos ambiciosos en el templo.

O desde el momento en que Juan fue entregado; porque si hubiera comenzado a predicar mientras Juan todavía estaba predicando, habría hecho que Juan fuera tenido en poco, y la predicación de Juan habría sido superflua al lado de la enseñanza de Cristo; como cuando el sol sale al mismo tiempo que la estrella de la mañana, el brillo de la estrella se oculta.

Cris.: Por otra causa, además, no predicó hasta que Juan estuvo en la cárcel, para que la multitud no se dividiera en dos partes; o como Juan no hizo ningún milagro, todos los hombres habrían sido atraídos a Cristo por sus milagros.

Rabano: En esto Él enseña además que nadie debe despreciar las palabras de una persona inferior a Él; como también el Apóstol, "Si algo le es revelado al que se sienta, que el primero calle". [ 1 Corintios 14:30 ]

Pseudo-Chrys.: Hizo sabiamente al hacer ahora el comienzo de su predicación, para no pisotear la enseñanza de Juan, sino para confirmarla y demostrar que había sido un testigo verdadero.

Jerónimo: Mostrando también por ello que era Hijo del mismo Dios cuyo profeta Juan era; y por eso dice: "Arrepentíos".

Pseudo-Chrys.: No predica inmediatamente la justicia, que todos conocían, sino el arrepentimiento, que todos necesitaban. ¿Quién, pues, se atrevió a decir: "Quiero ser bueno, pero no puedo?"

Porque el arrepentimiento corrige la voluntad; y si no os arrepentís por temor al mal, al menos por el placer de las cosas buenas; por eso dice: "El reino de los cielos se ha acercado"; es decir, las bendiciones del reino celestial. Como si Él hubiera dicho: Prepárense por el arrepentimiento, porque el tiempo de la recompensa eterna está cerca.

Remig.: Y nota, Él no dice que el reino del Cananeo, o del Jebuseo, está cerca; el "reino de los cielos". La ley prometía bienes terrenales, pero el Señor reinos celestiales.

Cris.: Observa también cómo en este Su primer discurso no dice nada de Sí mismo abiertamente; y eso muy apropiadamente al caso, porque todavía no tenían una opinión correcta acerca de Él. En este comienzo, además, no habla nada severo, nada gravoso, como lo había dicho Juan acerca del hacha puesta a la raíz del árbol condenado, y la mentira; pero pone en primer lugar la misericordia, predicando las buenas nuevas del reino de los cielos.

Jerónimo: Interpretado místicamente, Cristo comienza a predicar tan pronto como Juan es entregado a la prisión, porque cuando cesó la Ley, comenzó el Evangelio.

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