Versículo 21. La figura semejante a la cual incluso el bautismo.

La salvación de Noé y su familia por agua, dice Pedro, es una figura del bautismo, que afirma que ahora también nos salva. Dios salvó a Noé con agua porque creyó y obedeció a Dios, y destruyó a todos los demás que vivían en ese momento, porque no creyeron y, por supuesto, se negaron a obedecer. Ese era su nombramiento entonces. "El que creyere y fuere bautizado, será salvo" ( Marco 16:16 ) es el nombramiento de Dios ahora.

Cumpliendo con el mandato de Dios en el bautismo, estamos a salvo; o el bautismo, el antitipo de las aguas del diluvio, nos salva. La prerrogativa es de Dios para nombrar las condiciones o medios, y de parte de sus criaturas para aceptar. Cumpla y sea salvo, o rechace y sea destruido.

Respuesta de una buena conciencia.

Hacia Dios la respuesta de la conciencia es buena siempre que nuestra propia conciencia nos asegure que hemos hecho justo lo que Dios requería de nosotros, sin alteración ni sustitución. No nos equivocamos cuando tomamos la palabra de Dios. Cualquier cosa menos conduce al peligro. Y como si la inspiración mirando a lo largo de los siglos con anticipación quisiera protegerse contra todos los errores, pronuncia su advertencia. La inspiración vio en el futuro celo partidista, alegando que como el agua del bautismo sólo afectaba al cuerpo, era innecesaria; que el oficio del bautismo era simplemente lavar el cuerpo.

El Espíritu en Pedro dice que esto es un error. No se ordena para nada con ese fin, sino como respuesta de una buena conciencia. Dios ordena el bautismo. El hombre que cumple tiene una conciencia a este respecto libre de ofensas. Su conciencia es buena. No podría haber sido bueno si no hubiera obedecido la orden. El error en cuanto al trabajo de oficio del bautismo puede ocurrir, porque se lava todo el cuerpo, pero nadie puede decir racionalmente cómo diablos podría ocurrir un error en cuanto a su forma. Todo el cuerpo envuelto en agua está tan alejado en acción de cualquier forma de efusión como el día lo está de la noche.

Por la resurrección de Jesucristo.

Dios demostró al mundo el Mesianismo de Jesús al resucitarlo de entre los muertos. Él fue determinado por esa resurrección para ser el Hijo de Dios, y revestido de toda autoridad en el cielo y en la tierra. Él es quien manda el bautismo. Es su cita. Por ella salva. Él tenía el poder de haber suspendido la salvación en otros términos, o en alguna otra cosa, pero no lo hizo, y ese es el final del asunto. No podemos cuestionar su autoridad, y es impío dudar de su capacidad y voluntad.

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