Verso 9. El Señor no es perezoso.

Lo que Dios ha dicho, o lo que ha prometido hacer en cuanto al tiempo en que lo cumplirá, no debe medirse como los hombres miden el tiempo. Su demora simplemente evidencia su longanimidad extendida a los hombres, dando así tiempo para el arrepentimiento. Su demora muestra su amor por el hombre y su falta de voluntad para que ninguno perezca.

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Antiguo Testamento